Fecha de publicación: 9 de Diciembre, 2025

De la tele al Congreso: La anatomía digital de los “Candidatos Celebridades” en las elecciones 2025

Si abres TikTok o Instagram hoy, es probable que te encuentres con una escena surrealista: un ex goleador comentando la Ley de Presupuesto o una antigua figura de reality show explicando la crisis de seguridad con la canción del verano de fondo.

La campaña parlamentaria de 2025 ha consolidado un fenómeno creciente en años anteriores: la farandulización algorítmica de la política. Pero ojo, no se trata solo de famosos entrando en política. Desde el punto de vista del marketing digital, estamos ante un caso de estudio fascinante sobre transferencia de autoridad, gestión de comunidades y la batalla por la atención en la economía de la distracción.

A continuación, diseccionamos en profundidad cómo los rostros conocidos están intentando convertir likes en votos y por qué algunos fracasaron estrepitosamente, mientras otros la rompen redes sociales.

1. El truco del alcance orgánico

Para cualquier estratega digital, el mayor dolor de cabeza suele ser mantener en niveles razonable es el costo por mil (CPM). Los candidatos tradicionales o que hacen carrera desde la interna de los partidos deben gastar millones de pesos en pauta publicitaria (Meta Ads, Google Ads) simplemente para que la gente reconozca su cara, su nombre o si tienen una campaña ingeniosa, su jingle o slogan. El candidato famoso, por el contrario, tiene un “truco” en su favor: Alcance Orgánico Masivo. El algoritmo de 2025, especialmente en Reels y TikTok prioriza la retención visual. El cerebro humano tarda milisegundos en reconocer un rostro familiar. Cuando un usuario ve a “ese actor de la teleserie de los 90”, se detiene instintivamente.

El dato duro: Según nuestros muestreos, un candidato famoso obtiene, en promedio, un 400% más de retención en los primeros 3 segundos de video que un político de carrera, mucho más en comparación a los menos conocidos.

La ventaja en Ads: Pueden destinar parte de su presupuesto publicitario a campañas de interacción de videos, por ejemplo, con segmentación específica en lugar de reconocimiento, lo que hace sus campañas mucho más eficientes en costos.

2. Los arquetipos de contenido

No todos los famosos parten de la misma base ni juegan sus cartas igual. Hemos identificado tres arquetipos claros en la estrategia de contenidos de la elección Parlamentaria 2025:

El Indignado: utilizan su capacidad actoral o comunicacional para canalizar la rabia ciudadana. En general, usan formatos de primer plano con mirada fija a la cámara y apelan a su estatus de outsider para golpear a la clase política tradicional. Aunque pueden lograr una alta viralidad por el factor emocional, también es fácil que se les perciba como populistas y poco serios.

El Nostálgico: básicamente, usan su pasado glorioso como puente para conectar con las audiencias. De ahí los videos que mezclan clips de su carrera (goles, escenas de TV o conciertos) con bajadas políticas actuales. Suelen apelar a las emociones positivas. Si te hizo feliz en el pasado, tratará de hacerte sentir parecido en el 2025. Su gran riesgo es que, como cualquier cosa, el tiempo hace lo suyo y pueden ser asociados al pasado, lento e inmóvil.

El vloguero: famosos que abandonan el glamour o los espacios televisivos para “embarrarse los zapatos”. Prefieren los videos tipo documental del día a día, abrazando gente en ferias, comiendo en la calle y en general, buscando una humanización extrema para borrar la imagen de pertenecientes a la “élite”.

3. El peligro del Archivo Digital y la “Cultura de la Cancelación”

Aquí es donde la fama se convierte en un arma de doble filo. A diferencia de un candidato anónimo, el famoso puede tener terabytes de archivo público. En 2025, para ensuciar a un famoso no se necesita mucho, tan sólo una búsqueda en Youtube o en prensa. De ahí que algunos casos hayamos visto una guerra de clips descontextualizados: chistes machistas de hace 15 años, opiniones polémicas en programas de farándula antiguos, o conductas erráticas en reality shows, por mencionar algunos.

La única estrategia que parece funcionar frente a los llamados “carpetazos” no es negar, sino dar pruebas de redención. El electorado digital valora la evolución personal más que la perfección fingida.

4. La Trampa del “Engagement Vacío”

Tener 50.000 likes en un video bailando puede inflar el ego de alguien acostumbrado a la fama, pero es una métrica engañosa en política. El gran desafío de campaña de cualquier rostro reconocido que incursiona en política es la conversión.

¿Cómo mueves a un usuario del entretenimiento a la acción cívica? Los equipos digitales más astutos están implementando embudos (funnels) complejos: Primero, viralidad mediante un sketch o challenge. Luego un segundo contenido más serio, explicando una propuesta vinculada al viral anterior. Finalmente, el usuario es invitado a contactarse más directamente mediante un grupo de WhatsApp, una comunidad de Instagram para conocer el “detrás de escena”. Ahí es donde se batalla por fidelizar el voto duro.

Quedarse en el primer paso convierte a una persona en bufón digital, no en un parlamentario electo.

5. El Factor WhatsApp

No olvidemos que Chile no es solo Gen Z. Hay un segmento enorme de votantes  de más de 50 años que consume contenidos informativos principalmente vía WhatsApp. Los candidatos conocidos son oro puro para este canal.

¿Por qué? Porque pueden generar contenidos “compartibles” en grupos familiares o de amigos sin generar la fricción que genera la política dura. Esa viralidad oscura (dark social) es imposible de medir, pero suele ser decisiva en las urnas. El reconocimiento de nombre en la papeleta, impulsado por la nostalgia o el conocimiento mínimo es un factor que ninguna IA puede predecir del todo.

Conclusión: La credibilidad se construye, la fama solo se gasta

Los candidatos “rostro” que llegarán al Congreso en marzo no serán los más famosos, sino los que lograron profesionalizar su espontaneidad. Aquellos que entendieron que el electorado puede llegar por el brillo de la televisión, pero se queda por la solidez de la propuesta digital. En la era del scroll infinito, ser conocido es fácil; ser creíble es la verdadera hazaña.

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